3-1. El Barça vuelve a los cuartos de la Champions cuatro años después

Liderado por dos adolescentes -Pau Cubarsí (17 años) y Lamine Yamal (16)- y con el aire que le dio en la media hora final un extraordinario Sergi Roberto, el Barcelona ha vuelto cuatro años después a los cuartos de final de la ‘Champions’, tras derrotar 3-1 al Nápoles.

Fue un partido con idas y venidas, dominado al principio por el Barcelona, que aprovechó la inercia para anotar los dos primeros tantos, después por el Nápoles que se puso 2-1 en el primer tiempo y tuvo el partido en sus manos en el inicio del segundo tiempo.

Pero reaccionó el Barcelona con la entrada de Sergi Roberto a media hora del final. El capitán fue el factor diferencial del partido, combinó trabajo y ese punto de calidad que no pierde y le permitió regalar el 3-1 y la puntilla del partido a Lewandowski.

El Barça sabía lo que se jugaba y salió a buscar el partido. Marcas al hombre y línea de presión muy adelantada. Antes de poner el primer balón en juego, Xavi Hernández llamó a la banda a Lamine. Estaba claro quien iba a ser uno de los protagonistas del partido.

El otro tiene un año más. Pau Cubarsí, en su estreno en la Champions con 17 años, se doctoró. Es el central una mezcla de Beckenbauer, Piqué y Puyol; y en su estreno europeo parecía llevar cien partidos, por el temple, la precisión y la clarividencia.

Salió el Barça a por el partido. Xavi contó con Raphinha por la izquierda en lugar de Joao Félix. El Barça buscó la línea de cal con el brasileño y con Lamine; puso un cuadrado en el centro y no tuvo dudas.

Las dos primeras aproximaciones fueron por parte de Fermín. Los azulgrana mordían en la presión, recuperaban en campo contrario y en el juego vertical eran superiores, sin necesidad de construir.

Un pase de 40 metros de Cubarsí a Fermín, no fue aprovechado por el andaluz, pero a partir de entonces los desbordes de dos extremos le dieron las primeras alegrías a los de Xavi.

En el minuto 15, Cancelo habilitó a Raphinha, el centro del brasileño lo dejó pasar Lewandowski, y Fermín llegando desde segunda línea batió a Meret.

Respiró el Barça con el 1-0, pero no se relajó. En la siguiente acción, una conducción de Lamine acabó con un pase a Raphinha, que remató al palo, el rechace lo cazó Cancelo que puso el 2-0. En dos minutos, los azulgrana habían hecho buena parte del trabajo, seguramente en los mejores diecisiete minutos del curso.

Pero poco a poco, el Nápoles se encontró mejor en el campo. Entró en juego Politano, acercó el balón cerca de la meta de Ter Stegen y a la media hora, en la primera llegada, el central Rrahmani anotó el 2-1.

Aun pudo empatar el equipo napolitano en el 34, en un remate de cabeza que Ter Stegen salvó. Sin embargo, retomó el Barcelona el mando del partido hasta el final del primer tiempo, aunque prácticamente sin opciones de gol, salvo un remate de Lewandowski que salió desviado.

Avisó Kvaratskhelia nada más empezar el segundo tiempo con un remate que salió fuera por poco. Presionaba el Nápoles y el Barcelona no salía bien, regalaba demasiado pronto la posesión. Una caída de Osimhen dentro del área, tras una acción de Cubarsí en el 50, sembró todas las dudas.

El Barça había empezado mal, pero sacó la cabeza con una acción de Raphinha, que obligó a la intervención de Meret en el 55, el partido se jugaba en el campo de los azulgrana por eso Xavi vio las orejas al lobo, miró al banquillo y acertó plenamente en los cambios.

Puso en juego a Sergi Roberto por un agotado Fermín y sustituyó a Christensen, amonestado, por Romeu, y reaccionó el Barça. Con los cambios de Xavi, su equipo revivió, se fue arriba y tuvo unas cuantas ocasiones para poner el 3-1.

Raphinha era el mas activo y tuvo un par de ocasiones; Lamine anotó en el 68, pero en fuera de juego. Gundogan también puso a prueba a Meret, como también Lamine, que intentó repetir sin suerte el gol anotado ante el Mallorca (min. 78).

El último susto para el Barcelona fue un remate de Lindstrom en el minuto 80, que remató solo y fuera. Fue el último estertor de los napolitanos, porque el equipo de Xavi creció, sustentando en Sergi Roberto, que dio media hora a un altísimo nivel.

Su aportación fue determinante. Gundogan filtró un pase al de Reus y con un toque sutil regaló el 3-1 a Lewandowski en el 83. Por fin el Barcelona tuvo un final feliz y cuatro años después estará entre los ocho mejores equipos del Continente, una gran noticia en lo deportivo y en lo económico para el delicado estado de los ‘culers’.