EDUCACIÓN, AYER Y MAÑANA

De todos los posibles pactos de los que hablan algunos políticos, el Pacto de Estado sobre la Educación es imprescindible para nuestro país. La educación en Honduras ha ido en retroceso por la falta de conciencia de los gobiernos y la clase política, para tener un sistema educativo que responda a la urgencia de sacar al país del subdesarrollo en el que cada vez nos hundimos más. Cuando en los tiempos actuales se habla de los grandes avances tecnológicos incorporados a las escuelas, colegios y universidades, y la tan llevada y traída inteligencia artificial ha creado un nuevo espectro educativo, en el que los procesos de enseñanza responden a este gran paso de la humanidad, continuar con la educación arcaica del siglo pasado no permite ninguna expectativa favorable a las nuevas generaciones de hondureños.

En Honduras, la Secretaría de Educación sigue siendo tan ineficiente como engañosa, hace alarde de avances y logros que no existen, cuando ni siquiera ha podido concretar el cumplimiento de las metas EFA, «Educación para todos», cuyo tercer paso es que todos los niños logren cursar su educación básica, hasta el noveno grado escolar, para prepararlo en la debida forma para cursar la educación media.

En Honduras, la única política que desarrollan los gobiernos es la política vernácula, la que impera en el ámbito gubernamental cuando ni siquiera han transcurrido los primeros dos años de la actual administración, y todo el partido está hecho una sola bola de políticos, mientras el gobierno ha tenido dos años de pobres resultados, figurando en primer lugar la Secretaría de Educación, que hace gala de logros que no son tal cosa, sino pura propaganda alrededor de los funcionarios que no tienen conciencia de la gran cantidad de niños que han desertado de las aulas y la mayoría que ni siquiera se matriculan para el período escolar. En cambio, imponen a los niños actividades de corte ideológico, donde se exalta la figura de Xiomara Castro, una distorsión desafortunada que en nada contribuye a la educación de nuestros niños.

Me atrevo a asegurar que entre todos los países del istmo centroamericano y del continente estamos en los últimos lugares por el mal trabajo que han venido realizando los funcionarios de la Secretaría de Educación y el desentendimiento de la cúpula gobernante. En la administración de Mel Zelaya en 2006, con el ministro de Educación, Marlon Brevé, en nuestra condición de voluntario de la educación, desarrollamos una campaña que denominamos «La Caravana Educativa», viajando a más de 30 municipios a hacer conciencia en maestros, padres de familia, líderes de la comunidad y alumnos, sobre la importancia de las metas EFA. Como el gobierno de Mel Zelaya se embrocara en los enredos ideológicos y abandonó los asuntos de país, esa obra se descontinuó, aunque en los cortos dos años y medio que hicimos «La Caravana Educativa», los representantes de la comunidad internacional apreciaron el esfuerzo, lamentando que fuera descontinuado por los gobiernos siguientes.

No hay nada que haga que la Secretaría de Educación trabaje por incentivar a los padres de familia, a los líderes de la comunidad y a los niños para cultivar en ellos el deseo de ver la educación como la única salida hacia su propio desarrollo, pero esto no será posible si en Honduras todos los sectores de la nación no aportamos nuestra cuota para dar vida a una coalición por la educación, y formar parte de ella, lo cual solo será posible cuando desde el ámbito político surja un liderazgo que levante la bandera de la educación. Porque en la batahola de la política criolla, los políticos de todos los partidos solo hablan de seguir en el poder para seguir ordeñando a la «res» pública que es el Estado hondureño.

La situación se caracteriza porque en los tres partidos institucionales: Liberal, Nacional y LIBRE, más el PSH, sus máximos dirigentes no se ocupan del tema educativo, siendo LIBRE el que más desinterés demuestra al dejar la Secretaría de Educación en manos de los colegios magisteriales, que solo piensan en consolidar sus conquistas económicas, como ha sucedido a lo largo de la historia. El filósofo Rousseau lo advirtió en Francia hace dos siglos y cuando le tocó estructurar la nueva Constitución de Polonia previno a los polacos no cometer el terrible error de dejar el sistema educativo en poder de las agrupaciones magisteriales como lo hicieron sus compatriotas en Francia.

Hace unos diez años vino a Honduras el educador y sociólogo uruguayo Pablo Da Silveira, autor de la obra «Padres, maestros y políticos», vino a conocer la triste realidad de Honduras, y nuestros niveles de analfabetismo y los porcentajes de deserción escolar le produjeron estupor. El profesor Da Silveira advirtió que con esas cifras, Honduras no tenía futuro. Recuerdo que, frente al representante del BID en Honduras, nos comprometimos a motivar a los políticos para que asumieran un mayor compromiso con la educación y nuestros niños, acordamos mantener con el profesor Da Silveira el diálogo a la distancia sobre el desafío de gobernar la educación, que es donde está la clave para lograr un sistema educativo que trabaje en forma efectiva por el mejoramiento de la educación. 

Dos años después, con un grupo de colegas, educadores e intelectuales que formaban el consejo editorial de Canal 10, provocamos una ligera reacción en el gobierno de JOH para realizar un gran debate educativo, pero el ministro de Educación de aquel gobierno, que no entendía nada del tema, creyó que lo queríamos desbancar del cargo y bloqueó la iniciativa. Hoy la educación hondureña continúa en manos de funcionarios inadecuados, incompetentes y desconocedores de lo que han hecho los costarricenses para avanzar en su sistema educativo que ha puesto a Costa Rica entre los países de mayor progreso social y crecimiento económico del continente. 

Honduras, en cambio, por la mala enseñanza que tenemos, ni siquiera aparece en los indicadores serios que miden los avances de los países por la calidad del sistema educativo. Y esto es normal para los hondureños, porque estamos acostumbrados a permanecer en lo profundo de la oscuridad, que es a donde nos lleva la ignorancia.

Así son las cosas y así se las hemos contado hoy jueves 11 de enero de 2024.